Pese a que en un principio el cambio de modalidad de cuento a novela corta (en el límite de novela) me había parecido un acierto de los organizadores, debo admitir que me abstendré de participar del concurso de este año por varias razones, que enumeraré aquí:
Primero, el límite de palabras para la obra es de 40.000 - 50.000, lo que la hace una novela corta bastante extensa, y no tengo experiencia en esas distancias, al menos no la necesaria para participar en un certamen de alto nivel. El tratamiento que suelo darle a los cuentos y novelas cortas pierde parte del efecto cuando se trata del largo aliento. Eso lo sé porque lo siento al escribir, y por mis gustos a la hora de leer.
Segundo, el tiempo necesario para diseñar una novela de esta envergadura y ponerse a escribirla es de varios meses. Nada positivo saldrá en los 30 días que restan para el cierre de recepción y no quiero, como tantas veces, correr a contrarreloj para entregar a último momento y descubrir que me he comido una docena de errores imperdonables. Errores sin los cuales podría haber recibido un mejor resultado, o eso suelo pensar.
Tercero, sé que hay escritores más capacitados en estas extensiones que están corrigiendo sus originales para enviarlos al concurso, escritores que han probado suerte en el premio Minotauro con novelas de idéntica extensión, y creo que un poco para ellos está orientado este cambio de rumbo del certamen. Además, con la casi segura desaparición del premio UPC (bianual hasta ahora), este certamen busca acaparar las obras destinadas a este concurso también.
Cuarto, porque quiero dedicarle tiempo a otro certamen de cuento largo que cierra pocos días después, y al que espero, sí podré presentar algo digno de ser leído.
Quinto y último, porque, sinceramente, no tengo nada en mi mente que tome forma de novela y me atraiga lo suficiente para dedicarle el esfuerzo. Yo no busco escribir por escribir, sino para contar algo que me urja contar, así que armar una novelita del estilo chicochicavencenalmaloyvivenfelices me parece una pérdida de tiempo. Ni siquiera lo intento.
Dadas mi razones, creo que es entendible que dejaré pasar la presente convocatoria, y que me presentaré el año que viene si algunas de estas cuestiones, o todas, llegaran a cambiar, porque considero al Domingo Santos como un certamen de alta relevancia y prestigio.