domingo, 4 de abril de 2010

La posibilidad de la autoedición

Estos últimos días, y coincidiendo -casualmente- con la próxima publicación de un cuento mío en una antología de Dunken, he recibido la invitación de publicar un libro de mi autoría pagándolo. La situación no es nueva y, aunque esta invitación en especial tenía matices que la hacían diferir de la lisa y llana autoedición, no deja de ser una publicación a pedido.
Pero analicemos la cuestión con detenimiento. Yo considero que hay muchos puntos objetivos que se pueden evaluar al momento de elegir autoedición:
  1. La publicidad y la distribución que se haga del libro. Aspecto fundamental a la hora de la verdad. Si uno ya pagó la edición es lógico pensar que la editorial no espera "vender" porque ya ha obtenido su ganancia. De esta manera, la necesidad de venta se traslada de la editorial al autor.
  2. La trascendencia de la publicación en el mercado editorial. Existen muchos ejemplos de autores que antes de hacerse famosos se financiaron sus primeras obras, pero lamentablemente no dejan de ser un grupo pequeño "tocado por la fortuna". Un libro autofinanciado no tiene por qué darse a conocer al público como tal, pero el aparato publicitario, una vez más, jugará un papel definitivo tratándose de un autor novel.
  3. Teniendo todas en contra, la temática hará la diferencia. El oportunismo y el gusto "de la gente" puede llevar a la obra tanto al éxito como al fracaso. No digo que haya que escribir lo que la gente quiere leer (la famosa fórmula betsellera) sino que hay que tenerlo en cuenta. Yo escribo fantasía (anticipación, ciencia ficción, literatura especulativa) y ese no es un subgénero muy vendido, al contrario, como puede verse en las mesas de las librerías, es un ghetto reducido.

Por otra parte, existe una cuestión netamente subjetiva que, una vez asumido todo lo antedicho, se interpone en el camino:

¿Qué tipo de satisfacción se obtiene de ver la obra propia autoeditada o autofinanciada?

Personalmente, el salto al libro propio que aún no he dado no lo veo factible por este medio. Sólo pensar en responder a mis amigos "lo pagué" cuando me pregunten cómo logré que lo publicaran me produce una sensación revulsiva.

Vamos que si tuviera 20 años más de edad no lo vería tan así. Entiendo que publicar un libro puede significar mucho más que venderlo y que sea leído.

Llámenme romántico pero aún espero que un editor lea mi material y diga "¡Es bueno, vamos a publicártelo!", así, con signos de exclamación y todo.